El Universal 28 de diciembre de 1998
El lugar no podía ser mejor. Una atmósfera acogedora, intima. Un ambiente que invita a observar; a meditar cada trazo de las obras que llenan paredes y pasillos, y a sensibilizarse con la variedad de matices, colores, texturas y formas. Al entrar al claustro, una bella obra recibe al visitante: un alimón de Charles Carson y Marco Mejía. Una obra a cuatro manos donde cada artista entregó su arte y su técnica. Los dos, presentan además, el mayor número de obras en la exposición. Carson, con su singular estilo da a conocer sus nuevas creaciones repletas de vivos colores, llenos de nieve (propia de su tierra), conservando ese estilo singular y único. Atardeceres frente al mar, palenqueras, peces de colores, árboles que se deshojan, flores y frutas, son algunos de los elementos que Carson presenta en sus últimas obras. Mejía presenta su serie de músico: hombres cansados, trasnochadas quizás, con sus instrumentos que parecen resistirse a pronunciar una nota más. Una obra llena de claros y obscuros, bellas luces que acentúan las expresiones de los músicos y los instrumentos. El claustro de Santo Domingo permanecerá abierto al arte, hasta los primeros días del mes del enero. Un claustro, una bella galeriá DLR, |