SOBRADOS DE COLOR, 15 de octubre de 1995
Este artista nació en Montreal en 1957, viene de estudiar el colorido y la composición de los grandes maestros de la pintura universal, particularmente la de Van Gogh, Cezanne y Da Vinci. Hoy se encuentra Carson en muy buena posición en el mercado del arte internacional, como resultado de su presencia en muestras colectivas e individuales desde 1985, donde se codea con artistas de renombre. Desde 1977, este pintor viene incursionando en una técnica que considera propia, consistente en un reiterado uso de la espátula y una paleta de gran viveza, aunque repetitiva en su más reciente trabajo. La exposición de Cartagena, abierta el 5 de octubre, tiene un dinamismo asentado básicamente en los colores cálidos, que forman una explosión casi de pirotecnia ante la cual el observador es obligado a adoptar una posición. La muestra de esta vez, es una interpretación abstracta de los objetos, de la figura humana y del paisaje absolutamente libre y fresca. Algunos observadores de la obra de Carson insisten en que este pintor no es abstracto total, sino que se trata de un abstraccionista de menor grado. « Las formas figurativas, muy notorias, están inmersas en un universo de configuraciones tal vez relativamente indefinidas, pero que están siempre en relación directa con los elementos dominantes » afirma el experto en obras de arte y consejero en inversiones en ese renglón, Louis Bruens. Otros lo consideran un « traductor de la naturaleza y de sus objetos » en forma tal que responda a las reglas de la estética convencional. |
Sólo después de una larga observación de sus cuadros es cuando el público encuentra la definición de personajes y objetos reconocibles a simple vista. Carson se impuso una norma : no entrar en el mercado del arte hasta cuando no hubiera encontrado un lenguaje propio que lo identificara. Para el caso de la muestra de Cartagena Arte, puede afirmarse que Carson trajo elementos ante los cuales es importante detenerse. El artista toca aspectos paisajisticos del medio marino y boscoso que circunda la ciudad y vale decir, que es donde más nos llega por razones obvias. Frutas, árboles, peces y fondos marinos, constituyen una buena porción de la muestra de Carson en Cartagena, y por fortuna es la que hace válida la oportunidad de abordar su obra, puesto que se obtiene una saludable práctica estética. Digamos, para estar a tono, que se trata de una propuesta ecológica hecha en forma velada. El artista, bueno es repetirlo, tiene el derecho « absoluto de recrear y transformar las imágenes que le llegan de la naturaleza y de los personajes que conforman el gran fresco de la humanidad. Con ese derecho en su pincel actúa Carson, colorista de sueños y de emociones, hábil en la disposición de los colores e inteligente en la composición siempre alegre y divertida. Resulta muy importante para el medio cartagenero que tanto los artistas como los seguidores del arte pictórico en la ciudad, tengan la ocasión de admirar trabajos como el de Charles Carson, originado en una disciplina seria, exenta de improvisaciones. (LM) |